Trastornos de la conducta alimentaria (TCA)
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son trastornos mentales graves. En éstos están implicados factores biológicos, psicológicos y socioculturales. Pueden afectar a personas de cualquier edad, sexo, raza o nivel socioeconómico, aunque lo más frecuente es que se inicien en la adolescencia o adultez joven y afecten en mayor medida a mujeres que a hombres.
Todos los subtipos de TCA se caracterizan por una conducta alterada frente a la ingesta alimentaria o por la aparición de conductas para controlar el peso. Con frecuencia los síntomas de TCA varían a lo largo del tiempo y muchas personas, que inicialmente, presentan cuadros más restrictivos, pueden acabar desarrollando atracones o a la inversa. Los TCA están asociados a múltiples complicaciones médicas y psicológicas y afectan al funcionamiento psicosocial de la persona.
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son trastornos mentales graves. En éstos están implicados factores biológicos, psicológicos y socioculturales. Pueden afectar a personas de cualquier edad, sexo, raza o nivel socioeconómico, aunque lo más frecuente es que se inicien en la adolescencia o adultez joven y afecten en mayor medida a mujeres que a hombres.
Todos los subtipos de TCA se caracterizan por una conducta alterada frente a la ingesta alimentaria o por la aparición de conductas para controlar el peso. Con frecuencia los síntomas de TCA varían a lo largo del tiempo y muchas personas, que inicialmente, presentan cuadros más restrictivos, pueden acabar desarrollando atracones o a la inversa. Los TCA están asociados a múltiples complicaciones médicas y psicológicas y afectan al funcionamiento psicosocial de la persona.
Un mejor pronóstico depende de la detección temprana del Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), por lo que es importante prestar atención a posibles señales de alerta.
- Conductas y actitudes que indican que la pérdida de peso y el control de la alimentación se están convirtiendo en la mayor preocupación de la persona.
- Saltarse comidas con todo tipo de pretextos. No acabarse la comida o tirarla.
- Esconder o almacenar comida.
- Ir al lavabo inmediatamente después de las comidas. Intentar ocultar vómitos o justificarlos.
- Quejas sobre estreñimiento y uso de laxantes, diuréticos y/o pastillas para adelgazar.
- Informarse sobre la composición de los alimentos y su valor energético (contar calorías).
- Alterar los hábitos alimentarios, aumentando la ingesta de verduras y frutas y reduciendo o eliminando la ingesta de hidratos de carbono, proteínas y grasas.
- “Manías” con la comida. Cortarla o partirla en trozos muy pequeños, removerla en el plato, masticar mucho, cambios en la velocidad de la ingesta, etc.
- Masticar chicle continuamente o aumentar el consumo de bebidas dietéticas, café o té, normalmente con el objetivo de disimular el sentimiento de hambre.
- Desaparición de grandes cantidades de comida, frecuentemente de “alimentos prohibidos” por ser hipercalóricos.
- Aumento del ejercicio, que generalmente se realiza en solitario y de forma compulsiva. Aprovechar cualquier ocasión para ir caminando o evitar coger ascensores.
- Tolerar mal los cambios en las rutinas diarias, vivirlos con estrés y ansiedad.
- Ocultar el cuerpo con ropa ancha para disimular su forma o una posible pérdida de peso.
- Inquietud continúa. No poder estarse quieta o sentada.
- Alteración del rendimiento académico o laboral.
- Miedo intenso a la ganancia de peso.
- Insatisfacción importante con el propio cuerpo, la figura y el peso.
- Distorsión de la imagen corporal (no percibir de forma realista el propio cuerpo).
- Los únicos intereses son la comida, el ejercicio y el peso.
- Baja autoestima y elevada autocrítica.
- Bajo estado de ánimo o cambios frecuentes y bruscos, irritabilidad y/o ansiedad
- No disfrutar con los hobbies y abandonarlos ni de otras actividades que antes resultaban placenteras.
- Desinterés por la relación con los demás.
- Distanciamiento de las amistades y aislamiento en el hogar.
- Empeoramiento de las relaciones familiares y de la convivencia.
Se caracteriza por una restricción y reducción de la ingesta alimentaria, lo que conduce a una pérdida significativa de peso. La persona presenta un intenso miedo a ganar peso. Durante todo este tiempo el paciente tiene gran dificultad para reconocer la gravedad de su bajo peso actual o es incapaz de ver su estado físico real y la rápida pérdida de peso, a la vez que da un excesivo valor a su peso corporal e imagen física. Existen dos tipos de anorexia nerviosa:
- Restrictiva. La pérdida de peso se debe, sobre todo, a la dieta, el ayuno y/o el ejercicio excesivo.
- Atracones/purgas. Durante los últimos tres meses la persona tiene episodios recurrentes de atracones o purgas (vómito autoprovocado o utilización incorrecta de laxantes, diuréticos o enemas).
Se caracteriza por la existencia de episodios recurrentes de atracones. Se considera como atracón a la ingesta de una cantidad de comida claramente superior a la que la mayoría de la gente puede tomar en un periodo determinado de tiempo (de aproximadamente dos horas), acompañada de la sensación de pérdida de control durante este episodio. La persona trata de compensar de forma repetida lo ingerido para evitar el aumento de peso mediante el vómito autoprovocado, el ejercicio excesivo, el ayuno o el uso de laxantes, diuréticos u otros medicamentos. La persona con Bulimia Nerviosa siente una gran preocupación por su peso y su imagen corporal.
Se caracteriza por episodios recurrentes de atracones. Estos se pueden asociar a comer mucho más rápido de lo normal, seguir comiendo a pesar de sentirse desagradablemente lleno, comer una gran cantidad de comida, a pesar de no tener sensación de hambre, y sentirse disgustado con uno mismo, deprimido o con sensación de gran culpabilidad tras el episodio. Los atracones producen un intenso malestar en la persona que los realiza.
El Trastorno Evitativo/Restrictivo de la Ingesta Alimentaria se caracteriza por una falta de interés en la comida o por la evitación a causa de alguna de las propiedades sensoriales de la comida o por una preocupación acerca de las consecuencias repulsivas de la acción de comer o un miedo al atragantamiento, manifestando una incapacidad persistente para satisfacer las necesidades nutricionales. La evitación/restricción de la ingesta conlleva una pérdida significativa de peso o el no cumplir con el crecimiento esperado, deficiencias nutricionales significativas, dependencia de los suplementos nutricionales e interferencia importante en el funcionamiento psicosocial. En este trastorno no está afectada la autopercepción y no hay una distorsión de la imagen corporal.
El tratamiento en los TCA exige la colaboración multidisciplinar y puede realizarse en diferentes niveles de atención y recursos asistenciales.
Los Objetivos generales del programa de tratamiento son:
- Normalizar el peso y restaurar un estado nutricional mínimo compatible con la salud física y mental.
- Tratar las complicaciones físicas derivadas de la desnutrición.
- Corregir cualquier conducta alimentaria inadecuada.
- Disminuir y, a ser posible, suprimir los pensamientos asociados al TCA como el miedo a aumentar el peso necesario y a los alimentos.
- Corregir las alteraciones de la imagen corporal.
- Normalizar las relaciones familiares y solucionar los conflictos directa o indirectamente relacionados con el trastorno.
- Tratar las alteraciones del estado de ánimo y otros trastornos asociados.
- Mejorar la autoestima y la adaptación social en general.
- Solucionar u orientar cualquier otro problema personal o psicosocial.
- Fomentar la conciencia de enfermedad y la motivación por el tratamiento.
- Disminuir/eliminar la ansiedad ante la ganancia de peso y la comida.
- Normalización de las ingestas y de los hábitos alimentarios.
- Disminuir/suprimir la actividad física compulsiva.
- Cambiar las creencias irracionales, las distorsiones cognitivas y los pensamientos automáticos negativos en relación a la alimentación, el peso, etc.
- Disminuir las alteraciones de la imagen corporal.
- Mejorar la autoestima.
- Mejorar las habilidades y relaciones sociales.
- Eliminar conductas compensatorias/purgativas.
- Eliminar otras conductas patológicas como conductas autolesivas, ideación autolítica, etc.
- Abordar otros problemas personales y/o psicopatología asociada.
- Prevención de recaídas.
- Ofrecer información sobre la enfermedad.
- Proporcionar pautas alimentarias y ayudar para implementarlas.
- Disminuir el desajuste y/o desgaste que la enfermedad produce en la dinámica familiar.
- Favorecer el apoyo familiar.
- Fomentar la coherencia entre la postura de los padres y del terapeuta.
- Dar apoyo emocional a los padres en los diferentes momentos del proceso terapéutico.
- Desculpabilizar a los padres.
El uso de la medicación en los TCA no se recomienda como tratamiento único ni de primera línea, sino que se ha de realizar en el contexto de un tratamiento integral.
Los Trastornos de Conducta Alimentaria afectan principalmente a las adolescentes y mujeres jóvenes.
Los estudios muestran que la prevalencia ha aumentado desde los años 50. La frecuencia clásicamente reconocida de un varón por cada 10 mujeres con un Trastorno de la Conducta Alimentaria parece estar cambiando y haber aumentado el porcentaje de varones que presentan este trastorno.
La prevalencia a lo largo de la vida de la Anorexia Nerviosa es de hasta un 4,2%.
La prevalencia a lo largo de la vida de la Bulimia Nerviosa oscila entre un 2-4% aproximadamente, y la del Trastorno por Atracones es de un 2%. Respecto al Trastorno Evitativo/Restrictivo de la Ingesta de Alimentos, son necesarios más estudios para poder estimar su prevalencia, pero se estima que entre un 3-5% de los niños pueden tener este trastorno.
Un mejor pronóstico depende de la detección temprana del Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), por lo que es importante prestar atención a posibles señales de alerta.
Signos conductuales:
- Conductas y actitudes que indican que la pérdida de peso y el control de la alimentación se están convirtiendo en la mayor preocupación de la persona.
- Saltarse comidas con todo tipo de pretextos. No acabarse la comida o tirarla.
- Esconder o almacenar comida.
- Ir al lavabo inmediatamente después de las comidas. Intentar ocultar vómitos o justificarlos.
- Quejas sobre estreñimiento y uso de laxantes, diuréticos y/o pastillas para adelgazar.
- Informarse sobre la composición de los alimentos y su valor energético (contar calorías).
- Alterar los hábitos alimentarios, aumentando la ingesta de verduras y frutas y reduciendo o eliminando la ingesta de hidratos de carbono, proteínas y grasas.
- “Manías” con la comida. Cortarla o partirla en trozos muy pequeños, removerla en el plato, masticar mucho, cambios en la velocidad de la ingesta, etc.
- Masticar chicle continuamente o aumentar el consumo de bebidas dietéticas, café o té, normalmente con el objetivo de disimular el sentimiento de hambre.
- Desaparición de grandes cantidades de comida, frecuentemente de “alimentos prohibidos” por ser hipercalóricos.
- Aumento del ejercicio, que generalmente se realiza en solitario y de forma compulsiva. Aprovechar cualquier ocasión para ir caminando o evitar coger ascensores.
- Tolerar mal los cambios en las rutinas diarias, vivirlos con estrés y ansiedad.
- Ocultar el cuerpo con ropa ancha para disimular su forma o una posible pérdida de peso.
- Inquietud continúa. No poder estarse quieta o sentada.
- Alteración del rendimiento académico o laboral.
Signos emocionales y cambios en las relaciones con los demás:
- Miedo intenso a la ganancia de peso.
- Insatisfacción importante con el propio cuerpo, la figura y el peso.
- Distorsión de la imagen corporal (no percibir de forma realista el propio cuerpo).
- Los únicos intereses son la comida, el ejercicio y el peso.
- Baja autoestima y elevada autocrítica.
- Bajo estado de ánimo o cambios frecuentes y bruscos, irritabilidad y/o ansiedad
- No disfrutar con los hobbies y abandonarlos ni de otras actividades que antes resultaban placenteras.
- Desinterés por la relación con los demás.
- Distanciamiento de las amistades y aislamiento en el hogar.
- Empeoramiento de las relaciones familiares y de la convivencia.
Anorexia Nerviosa:
Se caracteriza por una restricción y reducción de la ingesta alimentaria, lo que conduce a una pérdida significativa de peso. La persona presenta un intenso miedo a ganar peso. Durante todo este tiempo el paciente tiene gran dificultad para reconocer la gravedad de su bajo peso actual o es incapaz de ver su estado físico real y la rápida pérdida de peso, a la vez que da un excesivo valor a su peso corporal e imagen física. Existen dos tipos de anorexia nerviosa:
- Restrictiva. La pérdida de peso se debe, sobre todo, a la dieta, el ayuno y/o el ejercicio excesivo.
- Atracones/purgas. Durante los últimos tres meses la persona tiene episodios recurrentes de atracones o purgas (vómito autoprovocado o utilización incorrecta de laxantes, diuréticos o enemas).
Bulimia Nerviosa:
Se caracteriza por la existencia de episodios recurrentes de atracones. Se considera como atracón a la ingesta de una cantidad de comida claramente superior a la que la mayoría de la gente puede tomar en un periodo determinado de tiempo (de aproximadamente dos horas), acompañada de la sensación de pérdida de control durante este episodio. La persona trata de compensar de forma repetida lo ingerido para evitar el aumento de peso mediante el vómito autoprovocado, el ejercicio excesivo, el ayuno o el uso de laxantes, diuréticos u otros medicamentos. La persona con Bulimia Nerviosa siente una gran preocupación por su peso y su imagen corporal.
Trastorno por Atracones:
Se caracteriza por episodios recurrentes de atracones. Estos se pueden asociar a comer mucho más rápido de lo normal, seguir comiendo a pesar de sentirse desagradablemente lleno, comer una gran cantidad de comida, a pesar de no tener sensación de hambre, y sentirse disgustado con uno mismo, deprimido o con sensación de gran culpabilidad tras el episodio. Los atracones producen un intenso malestar en la persona que los realiza.
Trastorno Evitativo/Restrictivo de la Ingesta Alimentaria:
El Trastorno Evitativo/Restrictivo de la Ingesta Alimentaria se caracteriza por una falta de interés en la comida o por la evitación a causa de alguna de las propiedades sensoriales de la comida o por una preocupación acerca de las consecuencias repulsivas de la acción de comer o un miedo al atragantamiento, manifestando una incapacidad persistente para satisfacer las necesidades nutricionales. La evitación/restricción de la ingesta conlleva una pérdida significativa de peso o el no cumplir con el crecimiento esperado, deficiencias nutricionales significativas, dependencia de los suplementos nutricionales e interferencia importante en el funcionamiento psicosocial. En este trastorno no está afectada la autopercepción y no hay una distorsión de la imagen corporal.
El tratamiento en los TCA exige la colaboración multidisciplinar y puede realizarse en diferentes niveles de atención y recursos asistenciales.
Objetivos generales del programa de tratamiento:
- Normalizar el peso y restaurar un estado nutricional mínimo compatible con la salud física y mental.
- Tratar las complicaciones físicas derivadas de la desnutrición.
- Corregir cualquier conducta alimentaria inadecuada.
- Disminuir y, a ser posible, suprimir los pensamientos asociados al TCA como el miedo a aumentar el peso necesario y a los alimentos.
- Corregir las alteraciones de la imagen corporal.
- Normalizar las relaciones familiares y solucionar los conflictos directa o indirectamente relacionados con el trastorno.
- Tratar las alteraciones del estado de ánimo y otros trastornos asociados.
- Mejorar la autoestima y la adaptación social en general.
- Solucionar u orientar cualquier otro problema personal o psicosocial.
Objetivos específicos del tratamiento psicológico:
- Fomentar la conciencia de enfermedad y la motivación por el tratamiento.
- Disminuir/eliminar la ansiedad ante la ganancia de peso y la comida.
- Normalización de las ingestas y de los hábitos alimentarios.
- Disminuir/suprimir la actividad física compulsiva.
- Cambiar las creencias irracionales, las distorsiones cognitivas y los pensamientos automáticos negativos en relación a la alimentación, el peso, etc.
- Disminuir las alteraciones de la imagen corporal.
- Mejorar la autoestima.
- Mejorar las habilidades y relaciones sociales.
- Eliminar conductas compensatorias/purgativas.
- Eliminar otras conductas patológicas como conductas autolesivas, ideación autolítica, etc.
- Abordar otros problemas personales y/o psicopatología asociada.
- Prevención de recaídas.
Objetivos específicos de la intervención con la familia:
- Ofrecer información sobre la enfermedad.
- Proporcionar pautas alimentarias y ayudar para implementarlas.
- Disminuir el desajuste y/o desgaste que la enfermedad produce en la dinámica familiar.
- Favorecer el apoyo familiar.
- Fomentar la coherencia entre la postura de los padres y del terapeuta.
- Dar apoyo emocional a los padres en los diferentes momentos del proceso terapéutico.
- Desculpabilizar a los padres.
Tratamiento farmacológico:
El uso de la medicación en los TCA no se recomienda como tratamiento único ni de primera línea, sino que se ha de realizar en el contexto de un tratamiento integral.
Los Trastornos de Conducta Alimentaria afectan principalmente a las adolescentes y mujeres jóvenes.
Los estudios muestran que la prevalencia ha aumentado desde los años 50. La frecuencia clásicamente reconocida de un varón por cada 10 mujeres con un Trastorno de la Conducta Alimentaria parece estar cambiando y haber aumentado el porcentaje de varones que presentan este trastorno.
La prevalencia a lo largo de la vida de la Anorexia Nerviosa es de hasta un 4,2%.
La prevalencia a lo largo de la vida de la Bulimia Nerviosa oscila entre un 2-4% aproximadamente, y la del Trastorno por Atracones es de un 2%. Respecto al Trastorno Evitativo/Restrictivo de la Ingesta de Alimentos, son necesarios más estudios para poder estimar su prevalencia, pero se estima que entre un 3-5% de los niños pueden tener este trastorno.